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Sueños y pesadillas

Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy. Es fácil averiguar el nexo común entre estos cuatro presidentes de Estados Unidos. Se podría hablar de cuatro casos en los que se ha dado la vida por servir al pueblo, aunque no podemos decir que nos refiramos a héroes o mártires. El republicano William McKinley ocupaba la Casa Blanca desde 1897 y había vuelto a ganar las elecciones en 1900. Unos meses después de volver a hacerse cargo de la presidencia, el 6 de septiembre de 1901, McKintley presenciaba la Exposición Panamericana en Buffalo (Nueva York) cuando recibió los disparos de Leon Czolgost. Leon había llegado a los Estados Unidos en el vientre de su madre, una inmigrante checa. Nació en Michigan en 1873, entre la crisis de la industrialización y el sueño americano, aunque Czolgost nunca entendió su propia historia, dentro de la historia económica de los Estados Unidos. Leon actuó solo y asumió sus actos. Se dijo que estaba loco, aunque durante el juicio mantuvo la compostura.
El presidente se debatió entre la vida y la muerte durante ocho días. Murió el 14 de septiembre, a los 58 años de edad. El asesino fue condenado a muerte. El jurado sólo tardó 34 minutos en tomar su veredicto. Fue electrocutado en Auburn, en la prisión del estado. Tenía 28 años de edad.

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